Como el Rosario de la Aurora

La mayor motivación de muchas personas que como yo creemos en la separación religión-estado, pilar básico de la democracia, es alcanzar dicha separación para garantizar que nadie por motivo de su fe obtenga prebendas; y, por supuesto, garantizar la libre profesión de cualquier fe y la no profesión de ninguna de ellas.

Aquí en España no lapidamos, quemamos o degollamos y puedes suponer lo lejos que estamos muchos como yo de defender semejantes atrocidades, así que la simple mención de tales aspectos, para asimilar laicidad con antireligiosidad violenta, nos resulta poco legítimo.

El mismo Papa, recientemente, ha defendido esta separación y la conveniencia de los estados laicos; ¡algo de autoridad moral tendrá sobre vosotros, digo yo!

El vituperio y la mentira de la que hablas la he visto en numerosas ocasiones sobrevolar cual Espíritu Santo sobre la cabeza de los fieles lanzada desde el púlpito en la misa de los domingos.

Encuentro admirable que en los tiempos que corren recordéis y hagáis bandera del mensaje de Cristo y os sintáis bienaventurados, gozosos y alegres, pero yo me quedaría con el Cristo que acoge a la prostituta, que clama por los pobres, y expulsa a los mercaderes del templo por haberlo convertido en casa de comercio. No comparto los insultos que recibís, en este u otros foros; aunque hay que entender el resentimiento de quienes se han sentido menospreciados, ninguneados, oprimidos, y ya puestos, torturados y muertos en nombre de vuestro dios en estos lares y de Yavhé, Alá u otros por el resto del mundo.

No es tiempo de más represión y coacción sino de entendimiento y respeto. Os invito a trabajar en la laicidad positiva, no en el laicismo para avanzar en convivencia social.

Y que aquellos que desvirtúan vuestra causa y se amparan en ella para cometer sus felonías, se vean tal como cita Mateo:
"Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles. Y todo árbol que no da fruto bueno será cortado y arrojado al fuego” (Mt 3,10).
Porque según vuestras creencias Cristo vino para salvar al ser humano, no para perpetuar su indefensión ante quienes se apoderaron de su nombre.
"…no he venido a traer la paz, sino la guerra” (Mt 10, 34)
y ya que citas a los profetas, un consejo:
"Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso de los espinos se cosechan uvas, o de los cardos higos?" (Mt 7, 15-20).
Convendría que antes de lanzar ciertas insinuaciones sacarais la viga del propio ojo y lucharais contra la podredumbre que se haya entre vosotros.
“Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse” (Lc 12, 2).
Amén in saecula saeculorum.

Ignacio Achútegui Conde
Logroño, a 27 de mayo de 2016

Este es mi último comentario en un hilo de Facebook en el cual diversas personas hemos ido opinando. Se puede ver la polémica completa pinchando el enlace siguiente:

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